abril 24, 2015

Sin Internet no hay medicinas

La situación en Venezuela ya pasó de ser inaudita a ridícula. Lo más absurdo de todo es cómo aún hay cierta parte de la población que se molesta cuando alguien con un poco de consciencia, critica lo que es obvio y lógico, y algo más ridículo todavía, es como aun dicen que no nos parecemos a Cuba en lo absoluto. Pues nos parecemos en todo, sobre todo en ese pequeño detalle de que muchos, más bien demasiados, admiran y dan la vida por un líder que es todo menos eso. Nos estamos ahogando, y en lugar de buscar la orilla, permitimos que nos llenen más el charco cuando no sabemos ni nadar, porque o nos hicieron olvidar como hacerlo, nunca nos enseñaron o simplemente nos ataron y castigaron, por así decirlo, al punto de hacer que nos cansáramos sin ni siquiera intentar escapar. Todo como parte de su estrategia que es muy simple y destructiva: adueñarse de algo que nunca fue, es ni será de ellos, nuestro país y lo peor, de nosotros.

Crearon el Sistema Integral para el Acceso a los Medicamentos (Siamed) que controlará la venta de medicinas para las enfermedades crónicas. Quien las padezca tiene que registrarse por Internet lo cual le permitirá a la persona recibir una especie de notificación (según lo que se ha comentado) para que sepa cuando llegan los medicamentos y poder ir a retirarlos a cualquiera de las 6.700 farmacias que participaran en el nuevo sistema, o sea, la más grande ridiculez que pudo crearse. Este es el único país del mundo en el que pasa eso y la gente lo celebra y justifica, como si fuese normal que para comprar una caja de pastillas tengas que registrarte en una página de Internet.

Supongo que en su desesperación porque no hay dinero creen que así evitaran, que lo poco, lo único que llega y pueden comprar, se agote y tampoco se hagan colas, cuando lógicamente, como cualquiera que piense y razone puede deducir, pasara exactamente lo contrario: más colas, más desabastecimiento y quien sabe que más. Algo completamente extraño es que según el ranking de la ONU, Venezuela está entre los países más felices del mundo; aunque no suena muy extraño en realidad. El venezolano, a mi parecer, tiene una la extremadamente maravillosa capacidad de "echar pa'lante" y hacer de todo lo malo un chiste, una anécdota y buscarle la vuelta, cosa que sin duda alguna creo que es lo que nos mantiene cuerdos y respirando, porque de lo contrario opino que seriamos el país con la tasa más alta de suicidios del mundo. El venezolano es tan carismático que ya hasta algo tan tedioso como hacer una cola de horas, para que quizá no pueda comprar nada, lo convirtió en el más grande evento de cada día, con sillas, música, amigos, familiares, peleas y hasta bebidas, lo más parecido a una reunión casual y que es diaria.

Hay que darnos crédito, debo admitirlo, hacemos de lo peor la más alegre situación, pero lamentablemente el hecho de que hagamos eso significa que poco a poco nos acostumbramos a todas las burradas e incompetencias, que nos lanzan cada día en la búsqueda implacable de ellos por obtener más dinero y poder. Algo que no queremos que nos diga nadie, y tampoco queremos admitir, al menos la mayoría, es que estamos como estamos por cobardes y conformistas pues si de verdad quisiéramos "echar pa'lante", no nos iríamos del país y simplemente nos arrecharamos en todo el sentido de la palabra por todas las injusticias que hasta los mismos chavistas saben que están ocurriendo, pero como eso no sucede ni sucederá supongo que sólo nos queda aferrarnos al refrán: "no hay mal que dure 100 años...", y esperar lo mejor.



Laura Ysabel

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