diciembre 14, 2016

Crónica

Clima, fanatismo e inconvenientes bohèmios

El hecho de que era martes 13 parecía ser la causa de todos los obstáculos, que ese día aparecían uno tras otro, horas antes del gran evento

Medina M.,  Laura Y.

El día se debatía entre permanecer soleado o lluvioso, el constante cambió de clima en tan sólo horas era algo aterradoramente estresante y causaba en Laura una frustración muy grande. Ese día había viajado desde la ciudad de El Tigre hasta Puerto La Cruz para asistir a lo que ella, y su amiga Adrianibel, consideraban como el concierto del año. “La Vida Bohème” se presentaría esa noche en el Hotel Maremares del municipio Sotillo, como parte de una gira programada para visitar ciertos estados del país.

Adrianibel y Laura llegaron con horas de anticipación al hotel, y se encontraron con un ambiente relajado, muy juvenil, y un lobby despejado, lo cual les indicaba que no había llegado gran cantidad de personas y que probablemente serían unas de las primeras en ingresar al salón, lo que les garantizaba un buen lugar cerca de la banda.

Las primeras horas de espera se hicieron amenas, acompañadas del sonido proveniente del salón, donde sería la presentación, debido a que la banda se encontraba ahí ensayando. En un abrir y cerrar de ojos y sin que Adrianibel y Laura se percataran, un grupo grande de jóvenes llegó como por arte de magia y se dispusieron a hacer una fila frente a las puertas del establecimiento, a la que las adolescentes se incorporaron rápidamente sin dudarlo.

Con el cesar de la música de ensayo, las siguientes horas se convirtieron en momentos llenos de ansiedad. Habían pasado más de 120 minutos desde que se formó la fila, y se notaba en las expresiones de la mayoría, molestia y desespero; cuando de repente todos como sincronizados empezaron a gritar con euforia, ya que la banda salió con motivo de conocer a los ganadores del concurso que Movistar, como patrocinador del concierto, había realizado.

En unos minutos la banda volvió a desaparecer tras las puertas altas y descoloridas que separaban la fila de ese mundo musical, acto seguido, rápidamente comenzó a florecer en el rostro de todos, de nuevo, gestos de desesperación. Tras recibir instrucciones de un miembro del staff que organizaba el concierto, la larga y desordenada hilera se convirtió en dos filas, una de hombres y otra de mujeres, teniendo ya el concierto aproximadamente una hora de retraso.

Finalmente abrieron las puertas y cuatro miembros del equipo, dos hombres y dos mujeres, se dispusieron a verificar la autenticidad de las entradas y a registrar los bolsos y carteras como medida de seguridad. A medida que el salón se iba llenando, los fanáticos se sentaban en el piso lo más cerca que podían de la tarima. Contra todo pronóstico, una vez sentados frente al palco, la banda se demoró otra hora y media aproximadamente en salir, tiempo que los fanáticos utilizaron para exigir que iniciara el concierto e incluso gritar el nombre de otra banda como chiste.

En un intento por calmar a la multitud y ganar tiempo para el grupo, una locutora de la estación de radio “La Mega”, que ahí se encontraba, subió al escenario y dijo unas palabras para animar al público. Al momento en que cada integrante de la banda empezó a subir a la plataforma, la euforia que se vivió en el lugar es difícil de explicar con palabras; gritos, risas, silbidos y saltos creaban ese increíble ambiente. El conjunto abrió el concierto con su más grande y reconocido éxito musical llamado “Radio capital”  y la emoción e intensidad con la que todos cantaban al ritmo de la banda, casi opacaba el sonido de los amplificadores. La locura y el ánimo que reflejaban los integrantes del grupo, demostraba que estaban igual, o incluso más emocionados que su fanaticada.

El frenesí poco a poco causaba que, de manera muy natural y algo chistosa, la multitud se acercara cada vez más y más hacia la tarima, ocasionando que quienes se encontraban en primera fila, como Laura y Adrianibel, quedaran “presionados” entre la multitud y el borde del escenario, y provocando en los miembros de seguridad un estado de alerta, pues en un par de ocasiones chicas intentaron subir a la plataforma para acercarse a los artistas. El entusiasmo parecía ser inagotable, incluso después de haber interpretado 21 canciones de manera simultánea.


El “toque” duró aproximadamente dos horas y la banda tuvo un cierre magistral culminando con los temas “El mito del progreso” y “La vida mejor”  despidiéndose así de un show lleno de emoción y momentos de locura. Casi como si lo hubiesen ensayado, todo el público salió de manera apresurada del salón y como si no hubiese pasado nada, el lugar quedó completamente despejado dejando la sensación de que una gran experiencia se vivió ahí esa noche.

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