Clima,
fanatismo e inconvenientes bohèmios
El
hecho de que era martes 13 parecía ser la causa de todos los obstáculos, que
ese día aparecían uno tras otro, horas antes del gran evento
Medina M., Laura Y.
El día se debatía entre permanecer
soleado o lluvioso, el constante cambió de clima en tan sólo horas era algo
aterradoramente estresante y causaba en Laura una frustración muy grande. Ese
día había viajado desde la ciudad de El Tigre hasta Puerto La Cruz para asistir
a lo que ella, y su amiga Adrianibel, consideraban como el concierto del año. “La Vida Bohème” se presentaría esa
noche en el Hotel Maremares del municipio Sotillo, como parte de una gira
programada para visitar ciertos estados del país.
Adrianibel y Laura llegaron con horas
de anticipación al hotel, y se encontraron con un ambiente relajado, muy
juvenil, y un lobby despejado, lo cual les indicaba que no había llegado gran
cantidad de personas y que probablemente serían unas de las primeras en
ingresar al salón, lo que les garantizaba un buen lugar cerca de la banda.
Las primeras horas de espera se
hicieron amenas, acompañadas del sonido proveniente del salón, donde sería la
presentación, debido a que la banda se encontraba ahí ensayando. En un abrir y
cerrar de ojos y sin que Adrianibel y Laura se percataran, un grupo grande de jóvenes
llegó como por arte de magia y se dispusieron a hacer una fila frente a las
puertas del establecimiento, a la que las adolescentes se incorporaron
rápidamente sin dudarlo.
Con el cesar de la música de ensayo,
las siguientes horas se convirtieron en momentos llenos de ansiedad. Habían
pasado más de 120 minutos desde que se formó la fila, y se notaba en las
expresiones de la mayoría, molestia y desespero; cuando de repente todos como
sincronizados empezaron a gritar con euforia, ya que la banda salió con motivo
de conocer a los ganadores del concurso que Movistar, como patrocinador del
concierto, había realizado.
En unos minutos la banda volvió a
desaparecer tras las puertas altas y descoloridas que separaban la fila de ese
mundo musical, acto seguido, rápidamente comenzó a florecer en el rostro de
todos, de nuevo, gestos de desesperación. Tras recibir instrucciones de un
miembro del staff que organizaba el
concierto, la larga y desordenada hilera se convirtió en dos filas, una de
hombres y otra de mujeres, teniendo ya el concierto aproximadamente una hora de
retraso.
Finalmente abrieron las puertas y
cuatro miembros del equipo, dos hombres y dos mujeres, se dispusieron a
verificar la autenticidad de las entradas y a registrar los bolsos y carteras
como medida de seguridad. A medida que el salón se iba llenando, los fanáticos
se sentaban en el piso lo más cerca que podían de la tarima. Contra todo
pronóstico, una vez sentados frente al palco, la banda se demoró otra hora y
media aproximadamente en salir, tiempo que los fanáticos utilizaron para exigir
que iniciara el concierto e incluso gritar el nombre de otra banda como chiste.
En un intento por calmar a la multitud
y ganar tiempo para el grupo, una locutora de la estación de radio “La Mega”, que ahí se encontraba, subió
al escenario y dijo unas palabras para animar al público. Al momento en que
cada integrante de la banda empezó a subir a la plataforma, la euforia que se
vivió en el lugar es difícil de explicar con palabras; gritos, risas, silbidos
y saltos creaban ese increíble ambiente. El conjunto abrió el concierto con su
más grande y reconocido éxito musical llamado “Radio capital” y la emoción e intensidad con la que todos
cantaban al ritmo de la banda, casi opacaba el sonido de los amplificadores. La
locura y el ánimo que reflejaban los integrantes del grupo, demostraba que
estaban igual, o incluso más emocionados que su fanaticada.
El frenesí poco a poco causaba que, de
manera muy natural y algo chistosa, la multitud se acercara cada vez más y más
hacia la tarima, ocasionando que quienes se encontraban en primera fila, como
Laura y Adrianibel, quedaran “presionados” entre la multitud y el borde del
escenario, y provocando en los miembros de seguridad un estado de alerta, pues
en un par de ocasiones chicas intentaron subir a la plataforma para acercarse a
los artistas. El entusiasmo parecía ser inagotable, incluso después de haber
interpretado 21 canciones de manera simultánea.
El “toque” duró aproximadamente dos
horas y la banda tuvo un cierre magistral culminando con los temas “El mito del
progreso” y “La vida mejor”
despidiéndose así de un show lleno de emoción y momentos de locura. Casi
como si lo hubiesen ensayado, todo el público salió de manera apresurada del
salón y como si no hubiese pasado nada, el lugar quedó completamente despejado
dejando la sensación de que una gran experiencia se vivió ahí esa noche.
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